Oscar Funes

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Hace un año

… El mundo es diferente sin poder sentarme en tus piernas para molestarte.

… No puedo decirte miles de palabras al azar cuando se te olvidaba una a mitad de oración.

… No escucho historias incompletas porque se te olvidaba el nombre de alguien o su problema.

… No escucho la pregunta de porqué la “bruta” (en la novela) tiene que ir a la casa de la mala, si sabe que ella es la mala.

… Que nadie me repite todos los días que me vería más guapo rasurado.

… Ya no sé que quiere la novia con tanta urgencia que la madrina tiene que pedirle permiso a la concurrencia.

… Ya no sé que otros tipos de comidas curiosas se pueden hacer envueltas en huevo.

… Ya no escucho tu tos o la campana que sonaba cuando necesitabas algo.

Un día alguien sonó la campana sin querer y lo primero que hize fue gritar y preguntar ¿Qué pasó? ¿Todo esta bien? Luego me recordé de tu ausencia y me llené de tristeza.

… No voy en la mañana del sábado a tu cuarto para preguntar si queres comer algo.

La verdad, te extraño igual que el día que me despedí de ti cuando estabas recostada en tu cama sin poder hablar.

La vida sigue pero tus recuerdos y mi tristeza siguen aquí. Soy feliz por haber estado tanto tiempo cerca tuyo.

Siempre te recordaré feliz, contando chistes, molestando y disfrutando la juventud que tenías a tus 92 años.